lunes, 7 de abril de 2014

La Ilusión

Hay veces que uno se pregunta, ¿vale la pena todo esto? ¿vale la pena sufrir debajo de un paso, y llegar a pasar verdaderos malos momentos, o tener que aguantar cosas y a personas que no hacen el esfuerzo o no tienen la actitud que tu piensas que deberían tener? ¿Vale la pena dejarse la vida y luchar por lo que te gusta para que luego lleguen otros y te "pisen lo fregao"? Yo me he planteado hace poco esa pregunta, aplicándolo a mis circunstancias. Ha habido momentos en los que he dicho, ¿por qué?, y ni siquiera yo era capaz de decir el motivo. Hay momentos en los que, no sabría decir por qué, pierdo mi ilusión...

Pero, ¿qué ocurre?, que uno rememora cuánto esperó para que le dejaran ponerse un costal, de a cuantos ensayos tuvo que asistir sin poder meter cuello para entrar en una cuadrilla difícil, recuerda que cuando asumió el rol de costalero, sabía que no era fácil... Y si encima le sumamos, ver la ilusión de otras personas, que desean meterse debajo de un paso, y uno se ve reflejado en ese pequeñajo o adolescente, y piensa "yo fui así", y lo ve maravillado ante el imponente paso que desea sacar, o ante la majestuosidad que presentan los costaleros a la hora de pasear la parihuela de ensayo cada noche de jueves, y observa a los mayores hacerlo mal o bien, pero observando cómo se hace, y va marcando el ritmo de una marcha, o como se pega un largo, o un costero. o ve como tiran para arriba los costaleros en cada levanta... Son tantas cosas que uno observó en su niñez-adolescencia, esperando ser uno de esos hombres, que cuando uno puede llegar a perder la esperanza, la ilusión o incluso las ganas, se para a pensar en esos momentos y dice "¿que estas haciendo imbécil? Siéntete orgulloso de poder llevar un costal y portar sobre tus cervicales al Hijo de Dios, o a su Santísima Madre, y recuerda que tu quisiste ser lo que eres". Ser costalero no es un capricho, es un compromiso, y sólo los buenos duran lo que deben durar, y sólo los que disfrutan de verdad, pierden una ilusión con facilidad. Yo, por una serie de circunstancias, creí que la perdía... Pero, no me van a sacar de los pasos tan pronto, queda mucho de mí.

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